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lunes, 21 de noviembre de 2011

Matemáticas puras


De Ronald


Ella y yo aprendíamos lo mismo 

Un día en el que el sol brillaba deslumbrante yo acerté a llegar y ella salía. 

Resplandecía y yo me quedaba cada vez más cenizo al acercarse, iba más dorada que nunca.
Asumí que mi derrotero ni en millones de centurias me pondría cerca de ella, entonces, y con absoluta resignación, me desvié describiendo una insegura elipse. Ni me miró. 

Ese día el sol alumbraba de una forma prodigiosa, no hubo otro más luminoso que aquél. ¿Cómo, y por qué, se me ocurrió el sol menos lejano

A la mañana siguiente leí los periódicos y seguí haciéndolo todos los días que siguieron. No encontré noticia de alguna actividad solar extraordinaria, ningún suceso notable fue reportado

1 comentario:

Natalia Spina dijo...

Me encanta esta imagen: " yo me quedaba cada vez más cenizo al acercarse, iba más dorada que nunca." Muy bueno Ronald. Te felicito.